El estilo más estandarizado, elaborado de forma única
En España, hace ya bastantes años que la cerveza artesana está en auge. No obstante, no vivimos en un país tradicionalmente cervecero. Con esto no queremos decir que no se beba cerveza. Lo que sucede es que no tenemos estilos propios, estilos creados aquí.
Las cerveceras industriales típicas basan su negocio en copias de las Pils checas y alemanas mayormente, mientras que las artesanas interpretan o intentan clonar múltiples estilos clásicos y modernos de varios países: Pale Ales e IPAs americanas, Saisons franco-belgas, Stouts inglesas o irlandesas, Witbiers, y así un largo etcétera.
De esta manera, gozamos de gran cantidad de estilos en muchos locales con decenas de grifos en algunos casos, por no hablar de las tiendas especializadas. Pero bien, visitar países donde sí tienen estilos propios tradicionales siempre es una experiencia enriquecedora; especialmente si estos países solamente exportan una pequeña parte y son muy difícilmente reproducibles fuera (bien reproducidos, se entiende). Este es el caso de la República Checa, cuna de la lager pálida, o dicho de otra manera, de la “típica cerveza rubia que se bebe en masa”, sin duda el estilo más común del mundo actualmente.
Algunas pinceladas y la importancia de Praga
En Praga, de bien seguro podemos encontrar la mayor cantidad de micros y hospody (tabernas) por metro cuadrado en todo el país. También kavárny (cafés), pivovary (cerveceras) y restaurace (restaurantes). A excepción de las cafeterías, no he visto ninguno de los otros tipos de local que no tengan -por lo menos- un buen grifo con cerveza.
Caminar por Praga es un ejercicio de admiración de belleza urbanística, y si eres amante de la cerveza, también un ejercicio de gran autocontrol. Son muchísimos los lugares donde tomar (lugares muy auténticos además), y generalmente ofrecen grandísimas cervezas, con unas características muy concretas pese a la “poca” variedad estilística, que detallaremos luego. Generalmente las lager checas son muy moderadas en porcentaje alcohólico (entre 3.5 y 4.5%), con una carbonatación ajustada que permite beber más sin sentirse hinchado, con aguas blandas que las hacen de paso fácil y con un sabor y un carácter más marcados de lo que cabe esperar a priori de una cerveza rubia de baja fermentación.
Como en todos los lados hay de todo, pero el procentaje de cervezas precisas y muy bien hechas es muy alto. Uno sale con la sensación que las cervezas se hacen con maestría, y esto es algo a lo que no estamos especialmente acostumbrados en la cerveza de batalla. Maestría implica cerveza deliciosa, cerveza técnicamente perfecta, cerveza con regularidad entre lotes y también algo intangible: la sensación que lo que te bebes es único y que no existe una manera mejor de hacerlo.
A diferencia de otras ciudades, donde suelen existir “mecas cerveceras”, en Praga cualquier sitio es bueno para beber buena lager. Insisto en lo de lager, porque ir a Praga a beber BrewDog, Heineken, o cualquier otra cosa que puedas encontrar en la cervecería de tu ciudad o en el bar de la esquina es casi pecaminoso. Nuestra recomendación es en principio simple: mirar qué cervezas hay, y mirar si nos gusta el bar.
Si además nos molesta el humo, deberemos buscar un local donde no se pueda fumar o tenga zona de no fumadores, especialmente cuando cae el sol, momento en el que las tabernas suelen estar más llenas. Acostumbrados a la ley antitabaco española, volver a los antros saturados de nicotina es un paso atrás notable (por lo menos para los no fumadores). Si sois fumadores y añoráis beber con un cigarro en los dedos, entonces puede que lo paséis incluso mejor. Teniendo en cuenta estas tres cosas, cualquier tugurio que cumpla con vuestros requisitos será un buen lugar donde alzar la jarra.
Marcas y precios habituales de cerveza
A medida que vamos caminando por la ciudad, nos damos cuenta que existen cuatro marcas que se pueden encontrar más que el resto; son Staropramen, Gambrinus, Pilsner Urquell y Kozel. En menor medida, Budějovický Budvar (Budweiser checa) y Bernard.
No hay ninguna que sea mala, pero creemos que Urquell, especialmente en su versión de tanque sin pasteurizar (Tanková), les pasa la mano por la cara, por lo menos a las dos primeras. Kozel juega en otra liga ya que es una cerveza tostada y oscura.
No creemos pues que sea la mejor opción decantarse por Staropramen o Gambrinus en un viaje praguense porque son cervezas sin mucha alma. Y existiendo tan buena bebida, ¿por qué ir a lo básico? Urquell, siendo tan abundante, industrial y lo que se quiera decir, creemos que es no solamente una de las mejores cervezas checas sinó mundiales. No hay que caer en el error de compararla con la que podemos encontrar en los supermercados aquí. No es un tema de superstición ni de esnobismo, si podéis haced la prueba. La única Urquell parecida a la de allí es la que traen anualmente sin filtrar. La diferencia es que aquí la pagamos cerca de 4€ la jarra, mientras que en Praga raramente pagaréis más de 1,50€. Y es que uno de los grandes atractivos de las cervezas es, también, el precio.
En la República Checa se paga en coronas (Kč). Con un euro, a día de hoy, te dan 27 coronas. También aceptan la moneda europea, pero no en todos los lugares y obviamente se lo cobran al cambio por mucho que te digan que no te cobran comisión. Lo recomendable es adquirir coronas antes de partir y fuera líos.
Volviendo a la cerveza, para que os hagáis una idea, el precio medio de una jarra de medio litro -la medida estándar- suele ser de unas 36 Kč. Sí, 1,30€. Esto es un precio muy económico, así que el bolsillo rara vez es un impedimento a la hora de pedir una segunda ronda. Algunas cervezas pueden bajar más todavía (la más barata que vimos estaba a 29 Kč), y también os podéis encontrar alguna sorpresa por el otro lado. En el aeropuerto de Václav, el más importante de la ciudad, una pinta de Pilsner Urquell sale por unas 80 Kč, así que id con cuidado con los lugares turísticos (como en todos lados, vaya).
Notación en grados plato
En la República Checa es normal poner, al lado de la marca de cerveza, los grados Plato que tiene. Esto puede prestar a confusión porque hay gente que lo confunde con el grado (o porcentaje) de alcohol. Así pues, una cerveza de 11º no quiere decir que tenga un 11% de alcohol. Vamos a explicar esto de una manera relativamente sencilla.
Cuando un mosto de cerveza todavía no ha fermentado, tiene una densidad concreta. El agua pura pesa 1.000 gramos por litro. Si disolvemos azúcares y demás cosas, pesará más. Así pues, un litro de mosto suele pesar entre 1.035 y 1.140 gramos por litro, según el estilo. 1.000 gramos corresponden al agua, y entre 35 y 140 gramos corresponden a elementos disueltos. Evidentemente, cuanto más denso sea el mosto, más azúcar hay, y por lo tantomás alcohol tendrá la cerveza resultante.
Los grados plato tienen que ver con la densidad inicial de este mosto. Como los cálculos son complicados, lo mejor es usar estos datos para averiguar cuanto alcohol puede tener una cerveza. De forma sencilla, para aproximar (no es una ciencia exacta) el alcohol de una cerveza, multiplicad por cuatro los grados, dividid por diez y restad medio punto. Si veis una cerveza de 11º Plato, multiplicad por cuatro (44), dividid por diez (4,4) y finalmente restad medio punto (3,9). Una cerveza de 11 grados plato, pues, tendrá un 4% de alcohol, aproximadamente.
Estilos de cerveza que se suelen ver
La ensalada de estilos que podemos encontrar por España en locales especializados, que se pueden contar tranquilamente por decenas, es algo que raramente nos va a preocupar en Praga. Por norma general, los bares suelen tener, como buque insignia, una Světlý Ležák. Bajo un nombre casi críptico para un hispanohablante, se esconde un concepto tan sencillo y típico como “lager rubia”. Ni más ni menos.
Estas cervezas suelen tener 11 o 12º plato. También hay cervezas výčepní, literalmente “de barril”. No hay que hacer mucho caso a lo de barril porque existen výčepní embotelladas (igual que existe la Guinness draft en lata, vaya). Lo que sí hay que tener en cuenta es que suelen tener 8, 9 o 10º plato (són más suaves).
Finalmente, puede que en el bar veáis una Speciál. Este nombre es menos críptico. Es la cerveza especial de la casa, y suele tener 13 o más grados plato. También se habla en algunos lugares de lehké pivo, literalmente cerveza light. Es una cerveza que cae por debajo de los 8º plato, pero no encontramos ninguna.
Los colores de la cerveza también son importantes. Ya hemos visto las Světlý (rubias), pero también podemos encontrar Tmavý (oscuras), Polotmavý (ámbar) o Černý (negras).
También hay stouts, porters, APAs, IPAs y demás, pero estas las dominamos más, ¿no? Con la terminología indicada aquí, tenemos suficiente para movernos con soltura entre los distintos grifos de la ciudad.
Algunos nombes concretos de cerveza en Praga
Los días que anduvimos por Praga no dieron para conocer ni un 1% de la variedad local, que es mucha. Ahora bien, bebimos muchos litros, y de lo que acabó en nuestros estómagos e hígados nos podemos quedar con algunas marcas o lugares que creemos imperdibles.
- Una cerveza: Pilsner Urquell Tanková. Sin filtrar ni pasteurizar, directa desde Pilsen en camiones cisterna y sin inyección de CO2. Más fresca y menos manipulada, imposible.
- Un lugar donde tomar cerveza: Hostinec U Kocoura (Nerudova 205/2). En medio del bullicio, en el corazón de Malá Strana, pero sin el carácter turístico engañabobos de casi cualquier bar cercano. Buen precio y buena comida típica checa.
- Una cervecera que visitar: Únětický Pivovar, a unos 10 km. al norte de Praga. Su Světlý Ležák (12º) es deliciosa, de lo mejor que probamos. Se mide de tú a tú con las mejores versiones de Urquell (si no es mejor).
- Un lugar con muchos grifos: Beer Geek (Vinohradská 62). Modelo muy similar a las grandes cervecerías con grifos itinerantes en grandes ciudades españolas. Varias nacionales y muchas internacionales a un precio algo superior a la media praguense.
- Un lugar turístico cervecero: U Fleků, en Křemencova 1651/11. Quizá la cervecería más conocida de Praga por los turistas. Aunque os intentarán colar de todo (chupitos, comida, etcétera) vale la pena visitarlo y tomar un par o tres de jarras de su maravillosa Tmavý. Ofrecen también música en directo.
Algunas costumbres cerveceras
Hay un par o tres de cosas que sin ser trascendentales conviene saber. En muchos lugares, a la que te sirven una jarra, si ven que te la estás terminando y no dices nada ya te traen la siguiente. El código para decir “no quiero tomar más” es colocar el posavasos encima de la jarra. Ahí son ESPECIALMENTE maniáticos con los posavasos, siempre tiene que haber uno debajo de la jarra. De todas maneras, si ven que sois turistas seguramente os van a preguntar si queréis más, pongáis o no el posavasos tapando la jarra.
El brindis es algo importante también. Allí al brindar se miran a la cara, señal que el deseo de salud (na zdraví) es honesto. Luego, sin bajar la mirada, se apoya la jarra en la mesa y luego se bebe un trago largo. Si no se hace así corre la leyenda que te perseguirán 7 años de mal sexo. ¿O eran 9? Da igual, por si acaso mejor hacer bien el ritual.
Aunque esto no tiene nada que ver con la tradición, os doy un consejo gratis: tened localizado algún WC público por la zona. Si algo recordamos a parte de las buenas cervezas son las ganas de orinar que dan. No salgáis de un local sin pasar por el lavabo, y tened algunos públicos (suelen costar una cantidad testimonial) controlados por si necesitáis vaciar mientras paseáis. En caso contrario, os vereis con la necesidad de entrar a un bar y… seguir bebiendo. Y ya hemos tenido bastante birra, ¿no? Vale, no contestéis.
Finalmente, en muchos sitios una vez te sirven te dejan un papelito donde van marcando rayas (por cada cerveza “de la más vendida” que bebes) y otras grafías algo más complejas si pides cerveza diferente o comida. Cuando acabes de comer, levanta el papelito y vendrán a cobrar. A la hora de dejar propina, lo mejor es redondear ligeramente hacia arriba y ya está. Si tienes que pagar 112 coronas, dejar 115 o 120.
Tras este resumen (aunque no lo parezca lo es), no podemos hacer más que recomendaros la visita a esta ciudad. Por la cerveza y por lo que no es cerveza. Mucha gente ha quedado rendida a los pies de este sitio mágico a orillas del río Moldava.
Na zdraví!
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