El inicio de la historia de la cerveza se remonta milenios atrás. Pero uno de los estilos más trascendentales, hasta el punto de ser el más consumido en todo el mundo, con diferencia, es mucho más reciente; el estilo de cerveza pils.
Si existe un estilo, o mejor dicho, una gran família de cervezas que haya sido transversalmente famosa, en todas partes del globo, esta es la família de las lager. Y dentro de estas, las basadas en el estilo pils. La pils más conocida en todo el mundo es sin duda la Pilsner Urquell, pero dentro de la família de las lager, una de las más conocidas es la Budweiser. Hoy visitamos la ciudad que da origen a su nombre: České Budějovice.
A finales del Siglo XIX, Adolphus Busch intentó crear, en Estados Unidos, una cerveza semejante a la que se hacía en Budweis. La llamó Budweiser, lo que vendría a significar “Procedente de Budweis”. Años después, con el comercio transatlántico, las marcas, etcétera, hubo un gran choque entre la Budweiser estadounidense, propiedad entonces de la macro Anheuser-Busch, y la cerveza Budweiser checa (Budweiser Budvar), creada realmente en Budweis (České Budějovice en checo).
Ambas compartían nombre, cada una con un origen distinto. Una fue creada emulando los sistemas usados en Europa central, y la otra era, realmente, la cerveza hecha allí. Litigios aparte, la versión yankee fue sufriendo cambios considerables para hacerla cada vez más económica.
Actualmente, casi la mitad de fermentables usados para hacer una Bud son adjuntos (arroz, maíz, azúcar…) mientras que en la República Checa sigue primando la calidad de su sabor, por encima del coste. De hecho, Budweiser Budvar es propiedad del Estado Checo.
České Budějovice, como ciudad, no tiene demasiado encanto más allá de su plaza llena de arcadas. La cervecera se halla al norte, y está bien comunicada tanto en vehículo privado como en trolebús. Para visitarla, hay que ir en grupo. No se puede reservar plaza individual, y nuestras opciones de ver el funcionamiento de la fábrica dependerán de si hay suficiente gente ya apuntada. Por este motivo, no quisimos jugárnosla y directamente nos fuimos a beber.
Elegimos uno de los bares donde sirven varios tipos de Budvar. Pudimos probar tres: La Classic, la Dark y la Special. La Special es muy similar a la Classic o a la Original, solamente cambia el hecho que se le ha aplicado un Kräusening, un proceso para carbonatar consistente en añadir cerveza fermentando a un tanque de cerveza fermentada, para que de esta manera genere CO2.
Nos gustó la cerveza que tomamos, la Budweiser checa es una buena cerveza. Pero nos seguimos quedando con Urquell, así que terminamos la noche bebiendo Pilsner Urquell Tanková en un garito cercano.
En resumen: si os va de paso, merece la pena pararse un momento en České Budějovice, pero ir expresamente no lo recomendamos a no ser que os sobre el tiempo y las ganas. Pilsen ya es otra historia. ¡Na zdraví!
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