El Pasado 1 de octubre se celebró en Sant Joan de Mediona la única fiesta en motivo del Zwanze Day de la Península Ibérica. La organizó, como cada año, la família Rodríguez-Virgili, en su célebre Masía Agullons.
Fieles a su manera de hacer las cosas, abrieron las puertas de su casa a todo el mundo, sin cobrar ningún tipo de entrada y viendiendo las cervezas a un precio razonable. En otros lugares del mundo como es el Trillium Zwanze Day, se pagan cien dólares por poder acceder a esta exclusiva fiesta que, tal como comentamos, consiste en degustar cervezas ácidas sin fin, y cuyo punto cumbre es el momento en el que se pincha en todo el mundo de forma simultánea una cerveza lámbica única de la Brasserie Cantillon.
El equipo de Beersnat pudimos degustar todas las cervezas pinchadas, y además hicimos acopio de botellas para poder beberlas en casa. En barril encontramos Gueuze (mezcla de lambic joven y vieja), Lambic (cerveza lambic de 3 años sin mezclar con nueva), Kriek (lambic con cerezas), Rosé de Gambrinus (lambic con frambuesas), Mamouche (lambic con flor de saúco), Fou Foune (lambic con albaricoque) y Cuvée St. Gilloise (gueuze con lúpulo fresco). Para probar la Zwanze 2016, tuvimos que esperar a las 21h. Además de estas cervezas de fermentación espontánea, encontramos dos Pale Ale elaboradas en la propia Masia: Pioneer (hecha con el lúpulo homónimo) y Roca & Cendra, elaborada junto a los profesionales del Celler de Can Roca. Destacamos esta última, con zumo de lichi, pétalos de rosa y miel caramelizada. La encontramos excelente: muy equilibrada, floral, ligeramente dulce y tan fácil de beber como todas las Pale Ale de Agullons.
Además de la oferta en cervezas, que ya valía de sobras el viaje a este recóndito lugar del Penedès, pudimos disfrutar de la cocina típica y casera que allí se ofrecía. Desde tablas de quesos hasta platos veganos (verduras cocidas con tofu y seitán), pasando por el mítico e inigualable jamón a la cerveza al horno con verduras, que nos terminamos incluso antes de poder hacer la foto de tan rico que estaba.
Toda esta Fiesta en mayúsculas de la cerveza tradicional se amenizó con música. Cantautores, DJs y demás músicos dieron una ambientación que a ratos rozó lo depresivo y a ratos desató euforia. Temas originales y covers en una gran variedad de estilos que al final acabaron dejando satisfecho casi a todo el mundo.
Y no podemos terminar el artículo sin hacer referencia a la cerveza Zwanze 2016, llamada “Cantillon Framboise”. Por el nombre, se podría decir que comparte mucho con la Rosé de Gambrinus, o con su versión con más fruta, Lou Pepe Framboise. A diferencia de estas dos, la Zwanze 2016 Framboise llevaba arándanos y vainilla. Nos habría gustado tener una Framboise al lado para poder comparar, pero era tal el jaleo que no pudimos hacerlo.
La cerveza era muy similar a Lou Pepe. Imaginamos que la vainilla le daría suavidad al paladar, pero nos costó muchísimo detectarla. Allí mismo alguien nos lo dijo: “si te pasas con la vainilla, la has pifiado”. Pero a ciegas, no sabemos si la habríamos detectado.
Pero más que la cerveza (que sí, era deliciosa) lo que nos llevamos de la Masia Agullons fue el buen rollo, y el hecho de saber que en 57 lugares más del mundo, en aquel preciso instante, grupos de afortunados amantes de un estilo tradicional bruselense casi extinto hace no mucho estaban bebiendo lo mismo, con la misma pasión, y con la misma sensación de estar bebiendo algo especial, algo que nos hizo sentir parte de una gran familia.
Si nunca tenéis ocasión, pasad por Masia Agullons en el Zwanze. Os guste o no el lambic seguro que no os arrepentiréis.
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